Esto es una historia

El siguiente relato está basado en hechos reales:

La noche del jueves del fin de semana de San josé, estaba medio adormilado, pero recuerdo que tenía un calor extremo y un pezado de mermelada de cacahué pegado en un brazo, la angustia era incesante, no podía mas (más tarde me percaté de que lo que tenía pegado en el brazo no era mermelada.)
Poco a poco empecé a notar algo extraño, miré fijamente la lámpara y veía claramente como no se movía, no hacía ni el mas mínimo de los movimientos, algo difícil de creer; envuelto en mi asombro, me armé de valor y decidí bajar a la cocina a deshacerme de ese extraño ungüento que se alojaba en mi brazo izquierdo,encendí la luz y me miré mas detenidamente, me percaté al instante de que ese úngüento me rodeaba también parte del ombligo y que casi estaba seco. Una vez limpito cuando iba a subir las escaleras, escuché: ayyyyyy mamita dame cremita! mi corazón se aceleraba, el pánico me invadió, se me puso pichilla de goku. Cerré los ojos, empecé a subir las escaleras de nuevo, me tropecé por llevar los ojos cerrados y los volví a abrir, para no tropezarme más.Y se volvió a escuchar: Ayyy mamita dame cremita! Yo no podía más, así que en un alarde de valentía y profesionalidad, entré a mi habitación, con nocturnidad y alevosía y me hice con un frasco de crema para el sol con aloe vera. Mientras bajaba las escaleras con el frasco, se seguían escuchando frases como: Solo un dedo no...! o dámelo papito! Las piernas me temblaban, de repente, y esto lo vo a contar como anécdota, un niño pequeño de unos seis años, vestido de blanco con el pelo oscuro y con la cara muy pálida me preguntó: ¿Señor como puedo llegar a una pastelería? y yo le contesté: "Silencio, estoy notando algo raro ahí", y el muchacho misterioso se fue tarareando: "una pastelería y una posesión, si vienes conmigo tendrás tu posesión" mientras, me acercaba lentamente a la despensa desde donde provenían las psicofonías... Sin más, me decidía a abrir, (a saber que extraño fenómeno me esperaba), abrí la puerta y...

Me encuentro al blazquez apoyado sobre una estantería mirando hacia ella e inclinado hacia a trás, sin ropa alguna, y a Antonio detrás, restregandole una crema por la espalda, pero lo que mas me impactó, fue que ambos estaban en erección, no quise saber más cerré rápidamente, subí corriendo a mi habitación, me asomé a laventana para digerir el mal trago y se me apareció ese extraño niño otra vez y me dijo desde la lejanía: Señor, ¿Le gustan los pasteles?

Chico