suerte y al toro

odiado por muchos, querido por pocos. eso en málaga. javier conde empezó a sudar antes de pisar el albero. y no de calor, que por cierto hacía una jartá como diría aquel. en la malagueta, el torero de salón -así lo define nuestro querido amigo chico- no torea, hace lo que puede. nada más aparecer, un murmullo nervioso invade el graderío. según tengo entendido esto sólo le pasa en málaga, pues en el resto de las plazas de españa es querido y admirado. aquí no, aquí nos gusta putearnos pero bien. encima los peores bichos le tocaron a él. ni aunque lo hicieran a cosa hecha oiga...

fran rivera espectacular. lo de poner las banderillas de gancho contra tabla, a un aficionado al baloncesto como yo, le puso los pelos de punta. chico dice que eso no es torear de verdad. eso es torear con cojones, con el toro retirao y correteando nada más. el que torea de verdad es el conde dice chico...

cayetano me pareció el mejor. sin ser yo un entendido en estos espectáculos, me pareció que lo hizo todo fácil y bonito. parecía que había ensayado con el toro los pases previamente. estaba todo pactado: ahora vienes por aquí; ahora te lo hago por allá; ahora te la clavo hasta el fondo, tú te haces el muerto y nos metemos a la plaza en el bolsillo.

la faena nos gustó. el ambientazo nos fascinó: la cerveza, el tapeo, la cerveza, las mujeres guapas, los hombres guapos, las mujeres espectaculares, el glamour, el bullicio, la cerveza, el puro, los grandes personajes, la gresca a cinco metros, el caballito volador, la polémica javiercondista, las gafas de sol y los sombreros de paja.

tiene tintes de convertirse en cita anual obligada para los gorrinos.

blaz