La Torre Mónica

Los símbolos se hacen, no nacen. La chimenea de Huelin (Welling) se construyó allá por los años 20 del siglo idem y para lo que desde luego no fué construida era para que sirviera como gigantesco soporte de amor ya en los 80.
Siempre recuerdo esa torre así, con el gigantesco nombre de Mónica pintado sobre su fachada cada vez que iba a la playa de la Misericordia. Siempre estuvo en el aire la pregunta de quien coño sería Mónica y sobretodo quién coño sería la persona que tenía tantas ansias de demostrar cuanto le importaba esa tal Mónica. ¿Como coño lo hizo? Todas las mónicas malagueñas habrán tenido la esperanza de haber sido ellas las inspiradoras de tal pintada. Tengo un amigo que incluso hizo una novela sobre el tema, y alrededor de ella han cambiado los aledaños, pasando de zona industrial a zona de pasto, y de ahí a edificios de vivienda con paseo marítimo. Ha sobrevivido a tempestades, a fuertes vientos, rayos y terremotos, a la guerra civil y a la desaparición de la fábrica. Y cuando estaba abandonada la rebautizaron por amor.

Ahora la torre está siendo rehabilitada, y ha llegado el momento de decidir si van a borrar el nombre o lo dejarán tal cual. No tengo claro que se debe hacer pero me recuerda a lo que hizo el ayuntamiento con los muros de mi instituto, los cuales estaban llenos de grafitis, alguno más vistoso que otro, pero adornaban. El caso es que por orden del ayuntamiento se pintaron de grises todos los muros. ¿Como vamos a comparar el bonito y elegantísimo gris con un conjunto de dibujicos, verdad señores del ayuntamiento? Pues con la torre puede pasar igual, borrar un símbolo para dejarlo ladrillo visto.

Mientras se establece este debate por fin se resolvió (salió publicada la historia en todos los periódicos loacales) el misterio de quién es Mónica y quién era el loco que pintó su nombre. Fué hace 15 años, y hoy están felizmente casados y con dos hijos, aunque viven en Tenerife. Ese domingo una discusión entre ambos provocó que él, para reconciliarse con ella se decidiera a pintar su nombre en la torre más alta de la ciudad. Cuando la llevó para que lo viera ella dijo "po,vale" y pasó de él, pero esa misma tarde llevó a todas sus amigas para que lo vieran (típico de las mujeres por otro lado). Aun hoy cuando vienen a Málaga se pasan por el paseo marítimo a ver que tal se sigue viendo la desde entonces llamada torre Mónica.