El curioso indicente de unas tijeras a media noche

Martes noche, víspera de la fiestas de la Constitución. Un grupo de jóvenes disfrutaban de una amistosa velada en la posada del pimpi, en donde no podia faltar el vino, la cerveza o las conversaciones acerca de la explotación masiva de las petrolíferas iraquíes, todo ello sin saber lo que se les venía encima.
A eso de las doce menos cuarto de la noche, entre risas, estupideces verbales y cancioncillas populares de cumpleaños feliz, se pudo notar el ruído de unas tijeras al chocar contra el suelo, acompañado de un notable desconcierto en la sala: Los camareros repetían incensantemente la palalabra "queso", Uno de los chicos de la mesa de al lado, no podía dejar de mirar el paquete de Pol, las luces estaban absolutamente igual, y natalia tenía un extraño escalofrío en el cuerpo...
Tras dos horas incesantes de búsqueda, entre broncas y gritos, la desesperación era tal, que una mujer de unos 26 áños, saltó por la ventana exclamando: "Es la maldición de la oruga cani" y falleció. (Esta última parte es una leyenda urbana, pero es clave para entender el dsenlace de esta historia). la noche crecía y nos cambiamos de mesa para estar mas cómodos, si mirabas al suelo podías ver insitu a Natalia, (hija de la reina hebrón) tantenado el terreno, explorando, sacando conclusiones válidas y racionales que desplomasen el infortunio de la desaparición de unas tijeras que tenían un peso importante a nivel familiar;, si mirabas hacia la derecha solo podías ver a Antonio, eso no es ni bueno ni malo,es mas bien como tú te lo quieras tomar, yo muchas veces cuando lo miro pienso que es una bailarina popular de claqué del siglo XVIII y eso me excita y otras veces pienso que es un programa de sobremesa.
Pues bien la noche llegaba a su fin y Natalia (hermana de Julio -Aurelio) tenía una respuesta, estuvo atando cabos y reforzando sus teorías de psiquiatría, por si le repetían el examen, llegó a una conclusión: "el suelo se las ha tragado" y yo me lo creí, porque una vez porque una vez el suelo me trago a mí... y regresé.

Chico